
"ESTA NOCHE ha llovido en paleta; me siento de la patada. Para decirte que hasta los huesos de las orejas -que ni huesos son- me pulsan como la gran puerca. Pero en el fondo es un consuelo, ¿sabés?, porque cuando a esta edad algo no duele, es porque o se esta bien dormido, o tilinte como tirantes ajustados, o sea, estirado, pues, rígido, para que me entendás, en caso de que no te llegue a tanto el nacionalismo.
Anoche sí que estuve solo, Cuatrita. Me di cuenta de que somos hombres enfermos de soledad de nacimiento, buscando quién nos cure. Y entre más encontramos, entre más gente hemos tenido para paliarnos lo solos que estamos, más solos nos quedamos. La verdad es que siempre estamos solos, no hay uelta de hoja; y lo que hacemos al reunirnos con otros es asistir a una convención de soledades a cual más triste, a cual más terca. Dos soledades no dejan de ser soledades por el hecho de estar juntas un rato. Lo que sucede es que ese rato nos hace olvidar la propia soledad por un momento. De hecho, dos soledades juntas sólo pueden gestar una tercera soledad aún más grande, Cuatrita..., aunque me temo que menos permanente. Además, nadie resiste habitar las soledades más espaciosas por mucho tiempo. Cuando menos se sospecha, ya quiere uno regresar a la propia, o a la gestada junto a los más allegados... Hasta que llega el momento de ir al baño; ahi si es cierto que nos quedamos solos, habitando nuestra primigenia soledad de nacimiento. En esto, la soledad que forma la humanidad es la más grande de todas, ¿no te parece?... y ésa si que no tiene con quien compartir su tiempo, mano: solita, se muerde la cola... ¿No te lo he dicho?: estamos hechos de vacío y soledad. Soledad es el propio divino que todo lo voló al carajo. ¿Me estás oyendo?... ¿Dónde estás? (-Aquí estoy) (-¿Por qué no contestás, a ver?) (-Porque te queria ver asustadito; solo de verdad) Vaya, es cierto: vos siempre nos acompañás...; pero es porque también estamos hechos de muerte.
***
No me hallo aquí, sabés. De todas, ésta es a soledad más pura babosada que me ha tocado representar en mi vida. En muerte ya no sé, porque no sé cómo será la soledad de la muerte o de los muertos. Yo a vos ni te pregunto porque ya sé que nunca estás sola; sé que siempre estás rodeada de solos como yo. Pero esta soledad de asilo sí que de al tiro, mano. Es más, estoy pensando ahorita que vos en vez de separar quizás unís, bribona... A lo mejor y sos la unificadora de la Gran Soledad humana e la que todos somos átomos... A lo mejor cuando morimos volvemos a la soledad primitiva unificada... A lo mejor la soledad es la nada. ¿No digo, pues?: es un chapandongo. Heme aquí encerrado, sabiéndome un fragmento de soledad que pertenece a una soledad mayor, entera..., a la generala de las soledades, y, sin embargo, Cuatrita, es un hecho también que ninguna de las cuatro paredes que oficializan mi encierro me impide poder pensar en lo que me ronque la gana, y, entonces, resulta que no es del todo mala la soledad; no es mala en sí, pues, porque, En medio de todo, me hace descubrir que casi soy... Libre... Al rato y somos libertad, Cuatrita. A qué horas y estamos también hechos de libertad. ¿Qué te parece?... No digo que seamos libres. He dicho que estamos hechos de libertad para escrutar, para husmearlo todo...; incluso libres para equivocarnos de ideologías y creencias. Somos una especie de libertad cautiva. Sí. Definiticamente. También estamos hechos de libertad. Precisamente El poder de equivocarnos lo demuestra, ¿no te parece? ¡Qué bien, hombre!: soy libre de pensar que estoy solo, que soy muerte, que la vida es una mierda. ¡Vaya consuelo! A mí la libertad que soy me sirve nada más para deprimirme. Cómo no deprimirse al descubrir que la existencia es una rara mezcolanza de libertad, soledad, vacío y muerte... ¿O es la solitaria y vacía libertad de la muerte diaria?--- ¡Eso es: me vive y me transita! No yo. Ella es la que vive. Sos vos la que vivís, ¿no es cierto?... ¡Vos sos el algo que nos vive, jodida! Estamos hechos de silencio, de tu silencio, y tratamos de negarlo armando una bullanga del carajo; pero día tras día nos vemos obligados a enfrentarte, Cuatrita, a sabernos parte tuya que vas a reclamar cuando te dé ña gana, ¿no es así? Pues conmigo no va a ser tan fácil, ¿me oís?, porque aunque me sé tuyo, me rebelo contra tu reclamo de porquería en este Asilo de la Paz de los Ultimos Días, haciendo bulla con la mente, llenándola de palabras para que no podás sacar de ahí el vacío que te pertenece."
Anoche sí que estuve solo, Cuatrita. Me di cuenta de que somos hombres enfermos de soledad de nacimiento, buscando quién nos cure. Y entre más encontramos, entre más gente hemos tenido para paliarnos lo solos que estamos, más solos nos quedamos. La verdad es que siempre estamos solos, no hay uelta de hoja; y lo que hacemos al reunirnos con otros es asistir a una convención de soledades a cual más triste, a cual más terca. Dos soledades no dejan de ser soledades por el hecho de estar juntas un rato. Lo que sucede es que ese rato nos hace olvidar la propia soledad por un momento. De hecho, dos soledades juntas sólo pueden gestar una tercera soledad aún más grande, Cuatrita..., aunque me temo que menos permanente. Además, nadie resiste habitar las soledades más espaciosas por mucho tiempo. Cuando menos se sospecha, ya quiere uno regresar a la propia, o a la gestada junto a los más allegados... Hasta que llega el momento de ir al baño; ahi si es cierto que nos quedamos solos, habitando nuestra primigenia soledad de nacimiento. En esto, la soledad que forma la humanidad es la más grande de todas, ¿no te parece?... y ésa si que no tiene con quien compartir su tiempo, mano: solita, se muerde la cola... ¿No te lo he dicho?: estamos hechos de vacío y soledad. Soledad es el propio divino que todo lo voló al carajo. ¿Me estás oyendo?... ¿Dónde estás? (-Aquí estoy) (-¿Por qué no contestás, a ver?) (-Porque te queria ver asustadito; solo de verdad) Vaya, es cierto: vos siempre nos acompañás...; pero es porque también estamos hechos de muerte.
No me hallo aquí, sabés. De todas, ésta es a soledad más pura babosada que me ha tocado representar en mi vida. En muerte ya no sé, porque no sé cómo será la soledad de la muerte o de los muertos. Yo a vos ni te pregunto porque ya sé que nunca estás sola; sé que siempre estás rodeada de solos como yo. Pero esta soledad de asilo sí que de al tiro, mano. Es más, estoy pensando ahorita que vos en vez de separar quizás unís, bribona... A lo mejor y sos la unificadora de la Gran Soledad humana e la que todos somos átomos... A lo mejor cuando morimos volvemos a la soledad primitiva unificada... A lo mejor la soledad es la nada. ¿No digo, pues?: es un chapandongo. Heme aquí encerrado, sabiéndome un fragmento de soledad que pertenece a una soledad mayor, entera..., a la generala de las soledades, y, sin embargo, Cuatrita, es un hecho también que ninguna de las cuatro paredes que oficializan mi encierro me impide poder pensar en lo que me ronque la gana, y, entonces, resulta que no es del todo mala la soledad; no es mala en sí, pues, porque, En medio de todo, me hace descubrir que casi soy... Libre... Al rato y somos libertad, Cuatrita. A qué horas y estamos también hechos de libertad. ¿Qué te parece?... No digo que seamos libres. He dicho que estamos hechos de libertad para escrutar, para husmearlo todo...; incluso libres para equivocarnos de ideologías y creencias. Somos una especie de libertad cautiva. Sí. Definiticamente. También estamos hechos de libertad. Precisamente El poder de equivocarnos lo demuestra, ¿no te parece? ¡Qué bien, hombre!: soy libre de pensar que estoy solo, que soy muerte, que la vida es una mierda. ¡Vaya consuelo! A mí la libertad que soy me sirve nada más para deprimirme. Cómo no deprimirse al descubrir que la existencia es una rara mezcolanza de libertad, soledad, vacío y muerte... ¿O es la solitaria y vacía libertad de la muerte diaria?--- ¡Eso es: me vive y me transita! No yo. Ella es la que vive. Sos vos la que vivís, ¿no es cierto?... ¡Vos sos el algo que nos vive, jodida! Estamos hechos de silencio, de tu silencio, y tratamos de negarlo armando una bullanga del carajo; pero día tras día nos vemos obligados a enfrentarte, Cuatrita, a sabernos parte tuya que vas a reclamar cuando te dé ña gana, ¿no es así? Pues conmigo no va a ser tan fácil, ¿me oís?, porque aunque me sé tuyo, me rebelo contra tu reclamo de porquería en este Asilo de la Paz de los Ultimos Días, haciendo bulla con la mente, llenándola de palabras para que no podás sacar de ahí el vacío que te pertenece."
Te Recuerdo que Moriremos Algún Día.
Mauricio Orellana Suárez.
Mauricio Orellana Suárez.
0 personajes verborrean.. comen-tan pues..:
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