
Decidida a morir, se encuentra en aquel cuarto frío y oscuro, y en sinceridad con sus sentimientos sabe que lo único que vale la pena es lo que no tiene ahora. Ser exacta, ser justo aquello que han decidido los demás, ser suplente siempre en la vida de todos, ser lo que no es; le ha cansado, está fatigada.
Parecía que mientras caminaba, sus pasos eran firmes y consistentes, luego de haber trotado y corrido millas interminables de suelo difícil, y ahora que parecía que ya estaba fuerte otra vez, sólo aparentemente, vuelve a caer, sin saber por qué ni para qué. Se detuvo y se miró en lo hondo de la más sucia alcantarilla, sin salida y sin manera de volver a subir. Sabía que ahí estaba su final. Resignada, no recapacita en cómo cayó, sólo sabe que es hora de terminar, pues sus fuerzas para volver a caminar ya no están, ya no hay.
Decidida a morir, se levantó de su cama y se dirigió al techo. Le pareció tedioso tener que bajar y subir gradas, deslizar la pesada puerta y subir hacia la orilla, pero llegó. Se paró firme, sin observar los cuatro metros y medio que había estado contemplando durante muchos años atrás, y respiró. Respiró otra vez y no hay suave brisa que toque su piel desnuda. Los nervios habían desaparecido y no había nada más por qué lamentarse, por qué sentir.
Decidida a morir, se despide con el último recuerdo de quienes se las arreglarán después sin ella. Se da la vuelta, se ubica en la orilla y sabe que no hay más que perder, cuando ya sus sueños y esperanzas han caído antes que ella. Cruza sus brazos, no quiere oír, no quiere sentir, adiós corazón.
Decide morir.
Parecía que mientras caminaba, sus pasos eran firmes y consistentes, luego de haber trotado y corrido millas interminables de suelo difícil, y ahora que parecía que ya estaba fuerte otra vez, sólo aparentemente, vuelve a caer, sin saber por qué ni para qué. Se detuvo y se miró en lo hondo de la más sucia alcantarilla, sin salida y sin manera de volver a subir. Sabía que ahí estaba su final. Resignada, no recapacita en cómo cayó, sólo sabe que es hora de terminar, pues sus fuerzas para volver a caminar ya no están, ya no hay.
Decidida a morir, se levantó de su cama y se dirigió al techo. Le pareció tedioso tener que bajar y subir gradas, deslizar la pesada puerta y subir hacia la orilla, pero llegó. Se paró firme, sin observar los cuatro metros y medio que había estado contemplando durante muchos años atrás, y respiró. Respiró otra vez y no hay suave brisa que toque su piel desnuda. Los nervios habían desaparecido y no había nada más por qué lamentarse, por qué sentir.
Decidida a morir, se despide con el último recuerdo de quienes se las arreglarán después sin ella. Se da la vuelta, se ubica en la orilla y sabe que no hay más que perder, cuando ya sus sueños y esperanzas han caído antes que ella. Cruza sus brazos, no quiere oír, no quiere sentir, adiós corazón.
Decide morir.
1 personajes verborrean.. comen-tan pues..:
T6 810 1036s5t8 75nd8 T6 810 4010 8 n8d56 y s0s 70 16j03 6n 15 v5d86. Q25630 q26 6st6s s561p3 40n1590
T6 81000000000000
PD: v810s 8 s63 12y f67546s y s6 v8n 8 p836463 8 v0s T6 81000000000000.
El Awawado
Publicar un comentario