...pero siempre se trata del mismo pedazo de gente...

17:00

|
El calor que sentía era insoportable, como que si su cama fuese una estufa cociendo un par de huevos. Despertó, observó la hora y recordó que ahora el tiempo le era valioso.
-Han muerto diescisiete horas de mi vida- y ahora no hay marcha atrás.
-¿Y cuál es la diferencia entre que mueran solas y que tú las mates respirándolas con los ojos abiertos?
-En que, si las vivo, seré conciente de lo que veo.
-¿Y no preferís dejar la realidad a un lado? a esa ingrata que te martiriza la existencia sin nada darte a cambio...
Dice la verdad. Le martiriza y se manifiesta planes que sólo los piden su cuerpo sin consentimiento de la razón, donde renuncia inconcientemente a las promesas hechas. No hay minuto que no piense la estrategia perfecta para considerar las oportunidades que ve en el aire, que hasta siente que le estorban de tantas que son. Quizás él estará en el error, y será mejor quedarse del otro lado de la línea...
-Piénsalo, es mejor no vivirlas. Es más, no sé que haces vivo a estas alturas.
¿Es que acaso está vivo? Odiaba querer creer que si, mientras pasaron las horas de duda. Dentro del silencio inexplicable de la habitación, y de la nada, un centavo besó el tibio suelo café, y la energía de una chispa le rebotó en su escasa lucidez, mientras bajaba por todo su cuerpo moribundo de reflejos. Ahora recordaba el motivo...
-Es que tengo miedo de mi. Cuando permito que las horas mueran solas, también permito que mi inconciente me domine, me grite, tome posesión de mis sentimientos y de todo mi ser. Tengo miedo que empiece a soñar solo, y que los deseos sean dañinos, que la fantasía de ese extraño ser que vive en mí se haga realidad, o peor aún, que no sea posible nunca y se frustre, y que se desquite con mis latidos, fluyendo por mis venas inertes de rabia por haberlo dejado suceder...
Reprimía su voz interior, sus miedos y más secretos deseos porque tenía miedo de saber quién era y por qué existía. No buscaba respuesta alguna, sólo aceptaba desconocerse a sí mismo, y darse una justificación. No quería justificaciones, sólo quería dejar atrás su historia y seguir con el principio que había recién comenzado.
Se puso de pie, y miró por la ventana la procesión de pasados ir bajo el calor del día, mientras recordaba su presente que no podría ser más perfecto.

0 personajes verborrean.. comen-tan pues..:

Pase adelante

Permítase pajarear (o revolotear, o renunciar... dependiendo del personaje) un rato con mis debilidades que de vez en cuando ozan en ser un poco exóticas, más allá de la realidad pero con la verdad que estos ojos miopes logran ver. Relájese y dese gusto haciendo nada más que leer lo que yo quiero que usted lea. Siéntase como en casa.

La que renuncia

Mi foto
Individuo complicado ó llámesele mujer con casi dos décadas de vida. Muestra relativa pasividad respecto a su espacio personal, así que aténgase a las consecuencias y rece "De las aguas mansas..."

Los que ya pasaron renunciando

Síganme los buenos